Me levanto día a día, con el corazón roto. No se avanzar, no se ver la verdad. Estoy sufriendo de una manera que, en años y años vividos, es la mayor perdida de mi vida.
Sueño, sueño cosas que no soñaba antes, paseos, caricias, besos, solo me hacen saltar las lagrimas. Sueño también las ganas de haberme ido a vivir junto a ella, avanzar los caminos, algo que por desgracia nunca se hizo. Al despertar, en vez de sonreír, se me acelera el corazón, me encierro en esta oscuridad en la que me envuelvo y mi corazón jura no salir jamás.
¿Cuando acabará todo esto? Llevo tres semanas así, con minutos dormidos, no llega ni a 180. Escribo, dibujo, salgo a la calle pero no sale de mi cabeza, quizá, es que yo mismo no quiero que salga.
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