viernes, octubre 11, 2019

Amanecer

Hace cuanto no escribo por aquí, quizá han pasado tantas cosas, tantas historias que al final, todo queda en la memoria.

Si, esa memoria que perdurará, pero nada es para siempre. Ni el amor, ni la vida.

Hoy me encuentro en una situación delicada, rozando la locura. Uno quiere tener controlado su vida, hacer planes, tener un camino recto y fácil en el cual asentar el culo, engordarlo y decir, soy feliz. Una falsa felicidad provocada por el engaño. ¿Que es la vida sin algo que te ilusione? ¿El levantarte cada día como si fuese el último y vivirlo con intensidad?

Eso es lo que perdí a lo largo del tiempo. Me acomodé, perdí mi personalidad, mi bienestar, mi rumbo y posiblemente, acabo de perder a la persona con la que he tenido el sentimiento mas puro que he tenido jamás.

¿Os parece normal que todos los proyectos e ilusiones dependan de tener una pareja?

No, no es lo normal, no es algo sano. Para nadie. Uno no se da cuenta, hasta que lo ha perdido todo de la inmadurez causada por unos principios y por un estilo de vida equivocado.

Desde pequeño, he tenido falta de cariño. Aprendí a convivir solo, sin amigos, sin familia que verdaderamente me apoyase. Eso se tradujo que desde el principio si algún momento encontrara a alguien que yo quería que fuese parte de mi vida, daría tanto, el 120% y formar una familia que se basase en el amor. ..

Y lo hice, de eso puedo estar orgulloso. Estaré siempre fiel a ese principio, pero lo hice de manera equivocada.

No era el camino. En esta sociedad, tu no puedes dar algo que no te aportará la otra persona. Es una pena, pero es la realidad. Cada uno es diferente, tiene objetivos, metas y no depende de ti si las quiere compartir o no. No puedes obligarlas.

No se pueden hacer planes a largo plazo, aunque lo desees, porque, nunca se sabe lo que el futuro te puede deparar. Es algo triste.

Ahora lo miro después de unas semanas con otra perspectiva. Nunca debí de dejar de lado a mis amigos, nunca debí de encerrarme en una habitación por el miedo a y si ella está ahí y yo no. Nunca debí de perder mi vida a costa de que la otra persona estuviera feliz. Porque al final, quien perdí, soy yo.

Por que, ¿de que te sirve todo eso? Ser un pilar de alguien, quizá, pero si no tienes el tuyo propio, si esa persona te abandona, te quedas fuera. Sin nada, sin nadie, un mero espectador de la vida, de TU vida. Algo único que no se puede repetir.

Ya no se ni lo que estoy escribiendo. Me he dado cuenta de muchas cosas, de muchísimas, pero hay algo que siempre se me quedará en mi mente y es que, pase lo que pase, nunca tendré una mala palabra de ella.

Tal cual el día se va, la noche también, es hora de un nuevo amanecer. Hay que mejorar, madurar, quererse y no caer en el mismo error. Quizá sea una herida que nunca me recupere, pero la cicatriz, siempre, me hará recordar lo que luché, lo que perdí y lo que gané.


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