Los investigadores detectaron que hay áreas del cerebro relacionadas con la ansiedad que tienen una actividad creciente después de ser testigo de un altercado.
Los biólogos creen que esta respuesta en los pequeños peces puede ocurrir igual en los seres humanos porque las áreas del cerebro implicadas están presentes en todos los vertebrados y realizar funciones comparables.
En el caso de las personas este cambio en el subconsciente puede producirse en respuesta a cualquier situación competitiva, como perder el trabajo o en un juego, sin necesidad de intercambio de golpes. También los hombres pueden sentir diferente si ven que el interés de una hembra decae en una competición.
Pero no todo está acabado para el perdedor. "Los humanos podemos hacer caso también al corazón por nuestra capacidad cognoscitiva, algo que no tienen los peces, y razonar nuestras dudas. Además, las relaciones a largo plazo son muy diferentes a aquellas que acaban de comenzar"
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